¡Ni la placa los protege!

¡Ni la placa los protege!
Guanajuato, tierra de nadie alcanza el segundo lugar de ataques a elementos con 31 policías ejecutados en 2025.

¿Quién cuida a los que nos cuidan? Guanajuato suma 31 policías asesinados en 2025
La mañana del pasado jueves 4 de septiembre, cuando se dirigía a iniciar su jornada en el Complejo de Seguridad Pública de Salamanca, el Policía Tercero Hugo Eduardo García Ramírez fue interceptado y asesinado a balazos dentro de su vehículo particular. El crimen ocurrió en la colonia Del Parque y, de acuerdo con las autoridades, se trató de un ataque directo.

Este homicidio se suma a una semana particularmente sangrienta en Guanajuato para los agentes: el viernes 29 de agosto fue ejecutada la oficial de Tránsito de Celaya, María Guadalupe Frías Delgado, y el lunes 1 de septiembre la policía municipal María de la Luz Godoy fue asesinada en San José Iturbide. En total, en solo siete días, tres agentes de distintos municipios fueron abatidos.

Con estos casos, Guanajuato alcanza la cifra de 31 policías asesinados en lo que va del 2025, lo que lo coloca como el segundo estado con más víctimas, solo detrás de Sinaloa, según el monitoreo de la organización Causa en Común.

Una estadística alarmante. El reporte nacional revela que hasta el 28 de agosto se habían registrado 244 policías asesinados en todo el país. Los estados más letales para los cuerpos de seguridad son:

• Sinaloa: 35
• Guanajuato: 31 (incluyendo los más recientes casos, aunque oficialmente el conteo iba en 28)
• Michoacán: 23
• Guerrero: 21
• Veracruz: 16

Estas cifras exponen una realidad incómoda: los policías, que deberían garantizar la seguridad ciudadana, son a su vez blancos prioritarios de los grupos criminales, que buscan desarticular las instituciones locales e imponer el miedo.

Crimen organizado y vulnerabilidad
Los asesinatos registrados en Guanajuato no son hechos aislados. La forma en que ocurren ataques directos, ejecuciones en horarios de descanso o cuando los elementos se dirigen a su trabajo refleja un patrón de vulnerabilidad institucional y falta de protección hacia los propios agentes.

La impunidad, además, es la constante. Aunque las corporaciones emiten comunicados condenando los ataques y anuncian operativos conjuntos con la Guardia Nacional o el Ejército, los resultados son prácticamente invisibles: no hay detenidos y los responsables siguen operando con total libertad.

¿Quién cuida a los que nos cuidan?
El discurso oficial suele resaltar el compromiso de los gobiernos locales y federales con la seguridad, pero en los hechos, los policías trabajan bajo amenaza constante, sin garantías de protección ni condiciones laborales sólidas. El caso de Salamanca es ilustrativo: un agente que simplemente se dirigía a su jornada terminó convertido en otra cifra en la estadística de la violencia.

Mientras la sociedad exige seguridad y presencia policial, los propios elementos enfrentan una guerra silenciosa que va minando no solo su número, sino también la moral y la operatividad de las corporaciones.

La pregunta es inevitable: ¿qué futuro puede tener la seguridad pública en Guanajuato y en el país si los policías son, al mismo tiempo, los más expuestos, los menos protegidos y las primeras víctimas del crimen organizado?

En imágenes Andrés Martínez para el 28 de Guanajuato Victoria Vera.